Trastorno de Ansiedad Severa, Intolerante a la frustración, Sociópata en potencia.
Eso fue lo último que dijo mi Doctor...

martes, 23 de noviembre de 2010

Kilómetros


Ya no viajaremos más entre sueños a la playa,
hemos perdido el juicio y también el rumbo,
se acabó la trayectoria paralela,
se nos terminó el objetivo.

Nuestros planes quedaron desmoronados
en la arena del último viaje
y las olas se han  encargado de llevarse los restos.
No existimos más en el aire:
el agua nos embrujó
tal y como lo hacen las sirenas.


La playa jamás tendrá el mismo sabor,
pero el sol seguirá brillando;
la espuma  llevará tu nombre,
pero ya no harás falta;
el mar habrá lavado mis penas
y a su mala suerte. Él mar jamás podrá marcharse.




Nunca fuimos mutuamente imprescindibles,
, Pero como gozamos pretendiendo que lo éramos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

no es un hasta luego.

Se ha llevado consigo la primavera

Por fin tuvo más valor que yo,

Me ha dejado desojando girasoles

Pagando deudas de mal amores,

Deudas tontas e impetuosas pero muy nobles.



Se embarniza en espinas

Nunca se llega al tallo

Y al tratarla con cuidado

Solo se tiene en la mano

Guantes de lejania.



Ya no vale el llanto

Sonaría a hipocresía

No es su culpa, que hayas nacido malquerida

Y que dios no te haya contemplado en su gracia divina

Es lo justo cuando se vive en pecado

Terminar seca entre espigas.



Sin romper el silencio y a base de murmullos

Me despido de la cobardía

Pues se nos termino el objetivo

Solo me queda la melancolía

Y unas cuantas gotas de vino.







Entre lunas y desvelos le dejo tal  como un día le encontré:


…. desconocida y libre.




lunes, 8 de noviembre de 2010

Embriagante y pasajero...

ella y sus tacones de sándalo con los
que perfuma, y después... tan solo expira.   



Éxtasis que envuelve

Pero no trasciende

Néctar, dulce de febrero

De todos los meses

Nunca el preferido,

Pétalos que acarician

Y despues solo desaparecen.

Tal como fruto que cae

Por su propio peso,

no es partidario del corazon

 pero si el deseo.




Sg

lunes, 1 de noviembre de 2010

los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,

los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.


Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.



El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.

Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.

Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.

Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.



Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de
inagotable aceite.



Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.

Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.

Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida.
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

Jaime sabines