Si yo quisiera hablar
de libertad empezaría con tu nombre
con tus caderas de
mujer contoneándose hacia el caos,
con tu descaro casi lírico que sonríe sobre la línea de la indecencia.
El erotismo escribe
sobre ti en sus sueños más secretos.
Reina de las aguas,
navegante del amor, sirena del asfalto,
tan humana y
resignada entre cajas y pantallas
que chillan y
ensamblan,
que simulan y
maquilan
ideas desechables y
prejuicios a granel,
pero tú te vistes de
insurgente con tu sensualidad inobservante,
te mantienes con la
lengua despierta,
la pluma filosa
y la desnudez
indómita.
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